El Quidditch Muggle: porque volar en escoba es para cobardes
Cuando J.K. Rowling imaginó el Quidditch en el mundo de Harry Potter, probablemente no pensó que los muggles (o sea, nosotros, los terrenales) estaríamos persiguiendo su sueño en campos de césped, con escobas entre las piernas y reglas más enrevesadas que un nudo de orejas de elfo. Sin embargo, aquí estamos, transformando la fantasía en una realidad de carreras y pelotazos. 🧹🏃♂️
Volando sin despegar los pies del suelo
El Quidditch Muggle fue inventado por un grupo de universitarios que, no contentos con las ofertas deportivas convencionales, decidieron que correr con una escoba sería el pináculo de la innovación atlética. El deporte incluye a los conocidos roles de buscadores, golpeadores y cazadores, pero sin el vuelo y con mucha más agitación. La Snitch, esa escurridiza pelotita dorada, es en realidad una persona con un calcetín amarillo colgando de sus pantalones. No hay varitas mágicas, pero hay mucho ingenio y, francamente, determinación.
«La verdadera magia está en mantener la escoba en su sitio mientras corres», comentan los participantes con una seriedad sorprendente.
El campo de batalla de los soñadores
A lo largo de los años, el Quidditch Muggle ha desarrollado un seguimiento global, con campeonatos nacionales e internacionales. Equipos de todo el mundo se enfrentan en partidos que son tanto una prueba de habilidad atlética como de imaginación. Y aunque las escobas no vuelan, sí lo hacen las lesiones y las risas a partes iguales.
El equipo ganador se lleva el trofeo del «Caldero de Oro», un guiño a su origen literario, que no es menos preciado que cualquier Copa del Mundo para estos entusiastas de la magia.
🎁 Dato para soltar en cualquier conversación:
El récord de victoria más rápida en un partido de Quidditch Muggle fue de 10 segundos, cuando la Snitch resbaló y cayó justo en frente del buscador. ¿QUÉ?