¡Imagínate tener tanto miedo a los tomates que decides prohibirlos por decreto! Bienvenido a la surrealista corte de un rey demasiado curioso… ¡y un tanto ridículo!
Imagina un banquete real, lleno de platillos opulentos, cálices de oro rebosantes de vino y, por supuesto, tomates frescos como símbolo de modernidad culinaria. Este fue el escenario en el que el rey de un pequeño y olvidado reino europeo del siglo XVIII decidió que los tomates eran, ni más ni menos, frutos del demonio. ¿El motivo? Un ridículo malentendido que casi se convierte en una tragedia gastronómica.
Un tomate no es siempre rojo, a veces es un villano
Todo comenzó con un desafortunado noble que tras devorar un jugoso tomate, cayó fulminado al suelo. Las caras de horror se multiplicaron en la sala, y los murmullos de envenenamiento llenaron el aire. Nadie en aquel momento sospechó que el culpable no era el humilde tomate, sino el plato de peltre en el que había sido servido. El ácido del tomate había reaccionado con el plomo del plato, creando un cóctel tóxico que, por alguna razón, solo afectó al desafortunado noble… ¡y no al resto de comensales!
“¡Que el tomate se quede en el jardín del diablo!” exclamó el rey mientras ordenaba que todos los cultivos de tomate fueran arrancados de raíz.
Tomatofobia real y moderna 🤯🍅
El miedo al tomate se extendió como una plaga (no precisamente una fitosanitaria). Durante décadas, los habitantes del reino vivieron convencidos de que estos frutos eran poco menos que armas biológicas, llegando a organizar quemas públicas de tomates como si de herejías vegetales se tratasen. Resulta casi cómico imaginar a un puñado de campesinos enfrentándose a una montaña de tomates, mientras el resto del mundo comenzaba a descubrir las bondades de las salsas y ensaladas.
Hoy en día, quizás algún influencer moderno podría haber convertido la histeria anti-tomate en una tendencia viral, con hashtags como #TomatoApocalypse o #RedMenace dominando las redes. Por suerte, vivimos en tiempos donde la ensalada caprese es aplaudida y no temida.
🎁 Dato para soltar en cualquier conversación:
En el siglo XVIII, un reino europeo prohibió los tomates por miedo a que fueran venenosos, cuando en realidad, el verdadero culpable era el plomo en los platos. ¡Cuidado al mezclar sabores… y metales!
Este curioso episodio del reino que prohibió los tomates nos recuerda cómo el miedo y la desinformación pueden cambiar el curso de la historia, incluso en lo referente a nuestra dieta. Si te ha intrigado esta historia, no dudes en explorar más curiosidades sobre alimentos y los mitos que los rodean. Además, nuestra sección de historia y cultura está llena de relatos sorprendentes que desafían lo que creemos saber. Y por supuesto, siempre puedes regresar al mundo de las curiosidades 🍅 para seguir descubriendo lo insólito.